La psicología sistémica supone mucho más que un conjunto de técnicas para trabajar con familias, es una forma de percibir y estudiar la realidad, una ruptura con el paradigma dominante en psicología: el mecanicista-determinista.
Por tanto, es imprescindible comenzar por el origen, para comprender qué sentido tuvo en su momento, tomar teorías que provenían del campo de la informática, la biología, o la economía, y adaptarlas a las ciencias sociales.
Conceptos como retroalimentación y homeostasis, que veremos a lo largo de este curso, fueron acogidos por sociólogos, psicólogos y psiquiatras al aplicar dichas teorías a los sistemas humanos.
El enfoque sistémico representa además una oposición al modelo médico. El romper con el concepto de enfermedad mental supone resistirse a la tentación de diagnosticar y aplicar fórmulas magistrales. Como veremos, lo que comúnmente denominamos síntoma, en sistémica, pasa a entenderse como una:
“Manifestación ordenada que tiene sentido dentro de las familias y de los marcos sociales en que surge”. (Bateson, 1979).
A lo largo de este curso revisaremos algunos fundamentos, a modo de orientaciones muy generales, que pueden considerarse comunes a aquellas escuelas que se enmarcan dentro de la psicología sistémica. Pero antes que nada, empezaremos por definir qué entendemos por SISTEMA y cuáles son sus principales características.