“La psicoterapia debería formularse para hacer frente a la singularidad de las necesidades del individuo, y no recortar a la persona para que se adecue al lecho de Procusto de una teoría hipotética de la conducta humana”. (Erickson 1979)
Procusto (el estirador) es un hospedero un tanto peculiar que pertenece a la mitología griega. Deseoso de que sus huéspedes estuvieran cómodos en sus lechos, se aseguraba de que éstos tuvieran la medida exacta. Cortándoles a los más altos la longitud de sus miembros que sobresalía. A los bajitos les ataba grandes pesos a los pies, hasta que alcanzaban la estatura justa. Y, si hacía falta, les descoyuntaba a martillazos hasta estirarlos. |
Es necesario ser flexible a la hora de formular hipótesis de trabajo. Ajustando el modelo teórico a las circunstancias de las personas y no al revés.
En ocasiones nos aferramos a determinadas técnicas porque han sido validadas por autores reconocidos, o sencillamente porque nos han resultado útiles en momentos anteriores. Sin embargo, esas mismas técnicas pueden fallar con otras personas o grupos. Quizás no se ajustan al caso, o no es el momento de utilizarlas.
Por ello, es imprescindible tener en la recamara una herramienta alternativa. Siempre debemos tener un plan B, para conseguir un clima fluido en el que los consultantes se sientan confiados, evitando trasladarle esa sensación de que algo falla.
La idea es adaptarse en cada momento al transcurrir de la intervención y no aferrarse a los procedimientos. Si lo que hacemos no suscita la respuesta deseada, hay que hacer algo diferente. Por lo que a veces es aconsejable ser ecléctica y no sentirse encadenada a ninguna teoría. Incluso cuando nos hemos formado en un paradigma de referencia y confiamos mucho en él.