“El primero de los ‘impedimentos fundamentales’ para adoptar el pensamiento sistémico es que estamos atrapados en nuestro marco de referencia.” (Richmond, 1991)
“La causalidad es una reliquia del pasado que, como a la monarquía, la mantenemos en la suposición de que no hace ningún daño.” (Russell, 1950)
Mecanicismo - determinismo
Podemos afirmar que el paradigma predominante en psicología es el mecanicista-determinista que tuvo su origen en el siglo XVII, con las aportaciones científicas y filosóficas de Isaac Newton y René Descartes.
Al primero le debemos la mecánica clásica y la idea de que la materia es algo sin vida, separado en multitud de objetos ordenados mecánicamente. Por otro lado, el francés, padre del racionalismo occidental, aportó a la filosofía lo que llamamos dualismo, es decir, la separación entre lo físico y lo mental.

El método de estudio del paradigma mecanicista es el analítico, que consiste en dividir el objeto de estudio en cuantas partes sea posible y luego disponer estas partes según un orden lógico.
La atractiva ventaja de este método es que permite describir la realidad planteando hipótesis operativas a través de experimentos susceptibles de réplica, por eso se ha consolidado como el método científico.

En resumen, el determinismo establece que, si conociéramos la situación de cada uno de los elementos de nuestro objeto de estudio y el conjunto de leyes que lo rigen, podríamos predecir sin error la totalidad de su comportamiento.
Organicismo - Sistémica
A pesar de la potencia experimental del método analítico, las ciencias físicas se han visto en ocasiones limitadas y han optado por cambiar la visión mecanicista por la orgánica, que propone lo siguiente: Todas las partes en las que dividamos un objeto de estudio están interconectadas, siendo difícil trazar circuitos lineales de causalidad.
Algunos ejemplos de este cambio de paradigma en física serían la teoría de la relatividad de Einstein, o la física cuántica de Planck.

Dentro de la psicología, la sistémica, se opone al determinismo imperante y rompe con la causalidad lineal, pues parte de la base de que una única variable puede ser a la vez causa y efecto, o bien efecto de un amplio conjunto de variables.
El centro de interés ya no es el ente en sí (el sujeto), sino las relaciones de éste con los otros entes, acogiéndose al principio aristotélico de que “El todo es más que la suma de las partes”, al que podríamos agregar que, en ocasiones, dichas partes son inexplicables si no atendemos al todo.
Pero la cosa va más allá: La palabra ciencia proviene de latín (scire), que se asocia a la raíz griega "Σχίζειν o skhizein" que significa literalmente "separar, dividir", lo cual tiene mucho sentido desde un paradigma mecanicista, pero conlleva ya de entrada una contradicción en el estudio de cualquier materia desde un paradigma sistémico, pues en lugar de dividir el objeto de estudio en partes más pequeñas, se pretende todo lo contrario, ofrecer una explicación al comportamiento de un elemento a partir de la interrelación de todos los elementos que conforman el sistema en el que se encuentra.

¿Significa eso que no se investiga desde el modelo sistémico? Nada más lejos de la realidad, hay abundante literatura sobre técnicas de investigación sistémica y es mucho lo que se investiga en el campo de la terapia familiar, donde el modelo sistémico es el predominante.
El conflicto suele aparecer cuando otros modelos establecen como criterio de calidad/validez la posibilidad de replicar una intervención en pasos ordenados obteniendo resultados comparables con los de una muestra, lo cual, como ya hemos visto, supondría una incoherencia importante con las bases del modelo.
El principal interés de la sistémica se centra en cómo los cambios en una unidad influyen cambiando las otras unidades dentro de un juego de mutua influencia. Cuando partimos de una causalidad circular, el feedback o retroalimentación, concepto que revisaremos más adelante, es lo que confiere el mecanismo explicativo.

La principal ventaja de este paradigma en psicología es su optimismo frente al mecanicista, puesto que admite la posibilidad de que el sistema se autorregule siempre y cuando sea abierto, es decir, esté en contacto con el mundo exterior. Esto tiene importantes repercusiones prácticas: No es lo mismo pensar que “Tomás se corrige por sí mismo con ayuda del profesional” que “el profesional corrige a Tomás”.
Para los sistémicos, la colaboración es una condición indispensable para el proceso de cambio, mientras que, para el mecanicista, ésta es aconsejable porque puede acelerar o facilitar el proceso, pero apenas resulta necesaria para la sanación. La ausencia de colaboración es identificada como una resistencia al cambio, concepto sobre el que se basa buena parte del cuerpo teórico de los psicoanalistas.
| Expresiones tan habituales como “resistencias” o “resistencia al cambio” evocan propiedades de los cuerpos físicos que apunta a un marco de referencia mecanicista. Desde esa perspectiva, el consultante se resiste al trabajo terapéutico, oponiéndose a la acción de una fuerza en dirección contraria, como si de un bloque se tratase. |
Dificultades con la circularidad:
Aceptar la causalidad circular, frecuentemente supone un choque con el concepto judeocristiano de culpa, pudiendo provocar cierto rechazo, pues son difíciles de distinguir, debido a lo interiorizada que tenemos la causalidad lineal en nuestra cultura.
Esto se pone de manifiesto en el eterno debate sobre las enfermedades psicosomáticas, que es posiblemente lo más cerca que la medicina tradicional ha estado de romper con el dualismo cartesiano cuerpo-mente. Aún así, la sociedad sigue incomodándose ante la idea de sentirse culpabilizados de sus dolencias, te pueden sonar expresiones del tipo: “¡¿Así que si padezco migraña es porque quiero?!”.
Lejos de que los enfermos deseen sus dolencias, se parte de la interdependencia de las variables psicológicas y fisiológicas, lo cual supone una influencia bidireccional, es decir, que una retroalimenta a la otra. Como señala Fontanil:
“Las enfermedades psicosomáticas son aquellas que aparecen debido a los peculiares usos que una estrategia psicológica hace de los mecanismos fisiológicos.”
| Si te interesan las enfermedades psicosomáticas y quieres profundizar en la visión sistémica de las mismas, puedes descargar el artículo: Fontanil y Ezama (1991): "Interacción familiar y problemas psicosomáticos" |
Otro de los aspectos en el que la sistémica ha tenido que sortear la culpabilización es en el sentido que se le da a la aparición de las conductas disfuncionales como medio de adaptación al entorno familiar, materializado en la clásica sentencia: “la culpa de que alguien sea esquizofrénico la tienen sus padres”.
Esperemos que la realización de este curso ayude a desmontar la simpleza de tales aseveraciones.