En muchos de los encuentros de Macroscopio, ya sea en las supervisiones o en las tertulias, encontramos algún ejemplo cinematográfico, literario, audiovisual, en definitiva, relacionado con el tema a tratar y del que podemos extraer algún detalle relevante para enriquecer nuestras sesiones..
Desde el cine, se tejen y muestran historias que podemos observar, con un enfoque de 360º. Las terapeutas, al fin y al cabo, tenemos una mirada interesada en las dinámicas de las personas más allá de lo evidente o del primer plano, pero nos toca trabajar con un gradiente mucho menor:
Si se trata de terapia individual, quien construye el relato, suele ser también personaje central en la historia y define la perspectiva. El relato, la vivencia y el testimonio de la persona consultante, unen a narrador y protagonista (al estilo Juan Palomo de Woody Allen, por ejemplo).
En terapia de pareja, podemos encontrarnos con dos personas sentadas en el mismo sofá que nos invitan a un escenario que debería ser el mismo espacio, pero que a veces puede parecer dos estancias que comparten pared (al estilo de ¨Tras la pared", 2015, Netflix),
En terapia familiar, subimos de nivel y nos pasamos el juego… Podemos movernos al estilo de la maravillosa “Modern Family”, dramático pero previsible, en el que cambiamos de cuarto, de casa, de narración, y todo acaba solucionándose. Y podemos vernos en “el Ministerio del Tiempo”, en el que ojito con las puertas que abres, que pueden llevarte hasta cambios de huso horario o temporal, en el vórtice de la tormenta histórica… y atención, lo que tocas y cambias, deja huella siempre...
Como terapeutas, tenemos la capacidad, la oportunidad y el desafío de usar algo así como un enfoque gran angular, una mirada de distancia corta que resulta, sin embargo, un ángulo de visión mayor al de la visión humana, una vista panorámica, un paisaje… esta metáfora de la mirada del terapeuta es tan cierta como generadora de posibilidades.
Cine y Terapia pretende ser un espacio vivo y compartido, una simbiosis que nos aporte recursos, reflexiones, perspectivas varias, que puedan complementar nuestras formaciones, enriquecer a nuestros encuentros con otros/as compañeros/as, etc.
En definitiva, que nos permitan redimensionar nuestro propio metarrelato terapéutico, con el propósito que marca nuestros caminos sistémicos, mejorar nuestra capacidad de ayudar a nuestros consultantes.
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