Extraído de Shands, H. C. (1971). The war with words. The Hague, Mouton.
El pensamiento racional se forma a través del lenguaje, conceptualizamos la realidad según el modelo lingüístico que forma así, para nosotros, un todo con la realidad, pero el lenguaje no es la realidad. Así, el lenguaje es lineal mientras que la realidad viviente es circular.
El lenguaje nos prescribe ordenar los datos deductivamente, de manera lineal. Influidos y condicionados, sin advertirlo, por el método lingüístico, aceptamos, aun reforzándola, la noción de que el universo está organizado según una base lineal y por lo tanto según el modelo causa-efecto.
Puesto que el lenguaje exige sujeto y predicado, quien realice la acción y quien la soporte, concluimos que ésta es la estructura del mundo. Bien pronto descubrimos, frente a contextos difíciles y complicados, que no es posible encontrar un orden tan concretamente definido si no se lo impone.
Es así como realizamos operaciones consistentes en colocar líneas de demarcación que separan lo que en realidad es un conjunto de variaciones graduales, logrando de este modo hacer una distinción entre "hipo" e "hiper", entre "normal" y "anormal", entre"blanco" y "negro".
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